25.10.06

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p.120: El coleccionismo aumenta durante los siglos XVII y XVIIII debido a: la burguesía en aumento, el monopolio de las monarquías absolutas y la centralización del poder; la Iglesia católica o protestante que controlan el arte con la inquisición en el rigor dogmático. Francia utiliza el coleccionismo como expresión de la monarquía y sus ministros (Richelieu, Mazarino). Colbert inaugura la galería principal del Louvre y dirige la Academia. El arte es el instrumento visual de la ideología monárquica y la aristocracia, y la burguesía asume el estilo impuesto por la corte. La producción artística mantiene el monopolio de la educación artística. La producción artística es normalizada: se enseña a hacer arte. Muchas colecciones italianas pasan a Francia o a Inglaterra: Mantenga, Perusino…. Felipe III y IV enriquecen las colecciones reales y Velásquez va a Italia a comprar, según el gusto real. La Iglesia amontona en sus iglesias y conventos gran cuantidad de obras dispersas o coleccionadas después por la amortización (un tercio de la población española durante la época de Felipe IIII son religiosos). Los eruditos del siglo XVIII, o grandes conocedores, el enciclopedismo, la cultura de salones, acrecientan el coleccionismo. La nobleza viajera compra obras de Botticelli, Mantenga, Rafael, Leonardo, Ticiano, Velásquez, Murillo. (p.121) Los descubrimientos arqueológicos de Herculano y Pompeya descubren la antigüedad. El romantismo revaloriza la Edad Media, el arte cristiano y oriental; Ruskin impone el interés por los primitivos: los prerrafaelistas; el simbolismo. Entra en el panorama el marchante o comprador americano, que tal vez no sea entendido, pero tiene dinero y añora la cultura que abandonó en el continente europeo. Quiere reafirmar su prestigio en el ámbito occidental con colecciones y museos: (…). Nace el marchante, la subasta, las salas clandestinas, la manipulación, las restauraciones falsas o falsificantes. Nace el arte como objeto de valor: Arte es lo que vale dinero y conviene conservar y coleccionar (…)

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